iDos mujeres corriendo en la playa. (1922) Pablo Picasso |
Tododa mi vida está atravesada por la literatura, tal vez porque encuentro en esta una forma de liberación.
Fue muy revelador y de alguna manera una bisagra para mí, la lectura de "Mujeres que corren con los lobos" de Clarissa Pinkola Estés.
Este libro llega a mí en el año 2001 por la recomendación de mi terapeuta, el doctor Carlos Bonacera, en un momento en el cual me sentía extremadamente seca, fatigada, frágil, carente de creatividad, crónicamente dubitativa.
Comencé la lectura y esta me fue atrapando de tal manera que se produjo una extraña comunión.
Dice la autora que una mujer sana se parece mucho a una loba: robusta, colmada, tan poderosa como la fuerza vital, dadora de vida, consciente de su propio territorio, ingeniosa, leal, en constante movimiento.
La separación de la naturaleza salvaje provoca que la personalidad de la mujer se debilite y adquiera un carácter espectral y fantasmagórico.
Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se llenan de aburrimiento es hora de que emerja la Mujer Salvaje; es hora de que la función creadora de la psique inunde su vida.
Entonces ¿qué es la Mujer Salvaje?. Desde el punto de vista de la psicología arquetípica y también de las antiguas tradiciones, ella es el alma femenina. Pero es algo más; el origen de lo femenino. Es todo lo que pertenece al instinto, a los mundos visibles y ocultos; es la fuerza Vida/Muerte/Vida; es la visionaria, la que sabe escuchar; es el corazón leal.
Hacemos aflorar a la superficie el yo salvaje por medio de preguntas concretas y del examen de cuentos, leyendas y mitos. Siempre encontramos el mito o el cuento de hadas que contiene toda la instrucción necesaria que necesita una mujer para su desarrollo psicológico.
Por eso los cuentos son una medicina, tienen un poder extraordinario; poseen los remedios para reparar o recuperar cualquier pulsión perdida. Los cuentos engendran emociones, tristeza, anhelos, preguntas, comprensiones que hacen aflorar espontáneamente a la superficie el arquetipo; en este caso, la Mujer Salvaje.
Los cuentos están cargados de instrucciones que nos guían en medio de las complejidades de la vida, pueden utilizarse como vitaminas del alma; ponen en marcha la vida interior, y eso reviste especial importancia cuando la vida interior está amedrentada, acorralada.Nos muestran la manera de salir, nos abren unas anchas puertas donde antes solo había paredes en blanco, unas puertas que nos conducen al país de los sueños, al amor, a la sabiduría y nos llevan de vuelta a nuestra auténtica vida de mujeres sabias y salvajes.
Los cuentos como "Barba Azul" nos enseñan lo que hay que hacer con las heridas femeninas que no dejan de sangrar.
Los cuentos como "La Mujer Esqueleto" nos muestran el poder místico de la relación y de qué manera el sentimiento adormecido puede revivir y convertirse en un profundo afecto.
Los cuentos como "La Loba", una hechicera del desierto, nos muestran la función transformadora de la psique.
Por eso este es un libro de cuentos de mujeres que se ofrecen como señales a lo largo del camino.
Para concluir me gustaría transcribir lo que apunté cuando concluí en ese verano del 2001 la lectura de este libro,y que como un mandala me sigue acompañando. Claro que la vida tiene ciclos, por eso como dice la autora:
"Si no sales al bosque, jamás ocurrirá nada y tu vida jamás comenzará".
"El que no sabe aullar, no encontrará su manada".
Decidí salir al bosque dispuesta a resistir, aullar y seguir adelante hasta encontrar mi camino, pues la vida salvaje interior me promete que después de cada invierno llega siempre la primavera.
Nos seguimos leyendo!
Diana
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